Perdón por nunca haber sido quién esperabas, por no colmar esas expectativas que soñabas, que soñaste para mí. Discúlpame por desviarme y alejarme de bajo tu ala, perdón por llevar las cosas a veces tan apurada, a veces con demasiada calma, me cuesta el punto medio y eso me mata. Lo cierto es que no quiero, y no puedo, llenar los zapatos de nadie; Te tengo el más profundo respeto y te venero eternamente aunque no parezca, por eso me es difícil hablarte, y contarte cuando me equivoco. Me avergüenza ser tan poco, mamá.
Daría la vida por empezar de nuevo, escucharte más y disgustarte menos, me gustaría volver a verme como me veías, me gustaría sentirme menos culpable cuando me despierto cada día; Que las materias, que el liceo, que el volleyball y todo eso, que lo llevo bien y te cumplo, pero lo más básico falló.
Me vivo equivocando, vivo cayendo y me levanto, porque me lo enseñaste, porque así me sacaste adelante. Me duele pensar que te duele pensarme, me jode darme el lujo de desilusionarte, y yo no lloro mamá, pero por dentro me estoy ahogando.
No me arrepiento de nada, mamá. Sólo quisiera que me abrazaras y me digas que me amas.
Te amo infinitamente, mamá. Perdón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario