Siento que me voy hundiendo con vos,
pienso el cambio,
proyecto el cambio,
lo intento... vos querés el cambio? De que sirve seguir poniendo el pecho a las balas que te disparan,
si tú quieres que te maten?
Una y otra vez, el mismo error; lo sigo cometiendo porque
me es difícil ser indiferente con vos: mi más grande maldición y bendición. De ser sincera podría decirte que estoy cansada, que quiero tirar la toalla, que me dan ganas de llorar cuando pienso en esto pero
sería mentir decir que dejaría las cosas como están, porque si hay algo que sabés de sobra es que amo tu sonrisa... pero
tú no ves mis intentos de acercarte a ser feliz. Ves la parte en la que te regaño pero no ves
mis preocupaciones; ves cuando desapruebo algunas cosas y me creés cortamambo, pero tú no ves el riesgo que yo veo, tú no sabes lo que sé,
me malinterpretas. Vos seguramente estás pensando que desconfío de tí, pero
no sabés la confianza que tengo en que podés hacer las cosas bien, eso me ilusiona. Trato de entender, lo analizo pero sabés que
nunca voy a aceptarlo,
nada que te haga daño. Tú ves esa parte
fuerte de mí, pero no sabes que
tuve que crearla para protegerte, o al menos intentarlo.
Ves la parte en la que estallo, no en la que te amo, aunque esa parte se ve siempre,
incluso cuando no puedo más. Odio endurecerme casi al punto de no querer escuchar más, odio fruncir el ceño para mostrarte descontento, yo sigo viendo tu frescura aunque muchos digan que la perdiste, yo sigo defendiéndote y me enfurezco cuando te difaman,
me duele que me decepciones y me hagas oídos sordos.
Al menos ves esa Ali que nunca fui y soy por ti.