Va llegar un día en el que mis millas de viajero frecuente servirán. Quizá como digna cobarde huya a refugiarme, donde tu vista no alcance a distinguirme, ni tu voz flote en el aire. Va llegar un día en donde invente el perfume perfecto que tape las huellas de tus besos, que me impregne las narinas con una nueva idea porque créeme que me agobia despertar con tu aroma en la almohada contigua. ¿Quién dijo que te fuiste? si aún me persigues por la casa. Sigo sintiendo tu respiración en mis oídos y aún no descifro si el calor en mis mejillas es producto de un beso que me dejaste, querida. ¿Quién dijo que me olvidaste? si yo era capaz de leer tus pensamientos con sólo ver una suerte de mueca que soltaba tu jeta, si tus piernas se aflojaban cada vez que te tomaba por esa cintura de muñeca... te erizabas. Puedes mentirme con palabras, pero siempre te delata la mirada. Si buscas en cada letra de mis entradas, en cada canción que haga, buscas siempre algún indicio de mi vida, quieres saber si mis historias cita alguna de las nuestras, si estás puesta en la dedicatoria.
Pues sí, escribí mucho sobre tí. Mi proceso de duelo duró tanto como para haber limpiado el alma, puede que la nostalgia algunas veces te traiga a mi cama y por ahí te pienso, pero si te soy sincera, yo ya no te quiero. Te sufrí, te padecí, pero es suficiente dolor y prefiero darle entierro.
Vos querés verme, pero yo ya estoy usando mis millas de viajero frecuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario